Freitag, 1. Oktober 2010

Amar.

"Amar - me dice - es una ecuación sencilla: dar sin esperar obtener algo." Toma su Martini con la delicadeza de siempre, apropiándose del tiempo, que ahora corre a su favor, porque soy yo quien tiene el turno para argumentar y cualquier palabra dicha sin la debida base, jugará en mi contra. Y ella lo sabe. La observo con seriedad, clavando mis ojos en sus labios, siempre deliciosamente delineados y rojos. Eso y sus ojos me cautivaron la vez que nos topamos en el “Basta”. Fue quizás por curiosidad, después de haber mantenido una inusual conversación sobre diversos tipos de desafíos entre un hombre y una mujer, que terminó por acompañarme a mi departamento no sin antes preguntarme por los preservativos. “Save sex”, me dijo, arrimándose a mi brazo, mientras caminábamos por la Wilhemstrasse. De eso ya han pasado tres años, varios Martinis, un par de vacaciones en las Islas Canarias y una breve separación de tres semanas por cuestiones de trabajo.

Le respondo que como teoría se puede escuchar y leer bien (lo último lo digo por algo que yo he leído sobre este tema y que ha escrito Jorge Bucay y sé fehacientemente que ella también lo ha leído, por lo que tengo la casi certeza que será una discusión interesante), pero que en lo concreto ninguna de las partes interesadas va a querer dar algo sin recibir. "Sería como si compraras algo en una tienda y te fueras sin ello. Amar es una transacción de sentimientos, das lo que quieres, más o menos, y sabes que puedes ganar o perder, porque eso dependerá de muchos factores, pero evidentemente apuestas a ganar y obtener algo, de lo contrario no necesitas buscarte un estrés innecesario, porque la búsqueda de una pareja es estresante. Y conste que hablo de pareja y no de compañía." Un bichito llamado orgullo me dice que he ganado el punto.

“Pero yo te amo a ti sin restricciones, sin la intención de obtener o querer algo, pues no quiero cosas tuyas. Te amo simplemente.” Toma nuevamente el vaso y bebe hasta que desaparece la última gota de Martini, entonces lo deposita sobre la mesa de centro y se acomoda en el sofá entrecruzando unas piernas delgadas y esbeltas. Cada movimiento parece calculado, cada gesto y hasta la pose que ha adoptado para esperar mi argumento. Sonríe transmitiendo un aire de vencedora, cuestión que sabe me va a llevar a sentirme desafiado. Es parte del juego y ambos disfrutamos de él.

"Lo quieras o no, lo entiendas o no, lo aceptes o no, el amor es un sentimiento egoísta, porque quiere obtener algo y cuando no lo recibe, entonces reacciona como un niño pequeño cuando no le otorgan lo que está pidiendo. Los amantes no se entregan sin esperar una compensación sea de afecto, atención, comprensión, comunicación o sexo. Generalmente ansían tener bastante más de lo que les dan, porque se sienten merecedores de ello, porque creen que en ese “dar” se están jugando poco menos que la vida." Cuando termino de decir la última palabra, me pierdo en una sensación algo confusa, porque si bien he hablado con un orden mental contundente, he dudado, por un momento, de lo que acabo de argumentar. Entonces es el instante que ella aprovecha para el contraataque.

“Pero creo que tú nunca has entendido el significado que tiene amarte a ti y que no se trata simplemente de amar. En eso radica la diferencia que yo visualizo. Es posible que yo no pueda amar de la misma manera a otras personas, porque es tu persona la que me inspira, es ella la que provoca que te sienta cada día en mí, que camine por la calle y sonría como boba o que me llene de sensaciones diversas hasta cuando estoy de lleno en mi trabajo. Sé que esto puede elevar tu ego hasta el azul profundo del cielo, pero si lo digo no es por ti, sino por mí, como un reconocimiento a lo que me hace feliz, a lo que me estimula a vivir con alegría (entre otras cosas). No niego que me encanta sentir que soy especial para ti, pero no quiero hablar de correspondencia, porque me da una idea de condicionar algo “tú me das, entonces te doy (correspondencia), pero si no me das, entonces no recibes de mí”. Lo que me gusta sentir es que me amas porque es eso lo que te hace feliz a ti, sin condiciones. Aunque te cueste entenderlo, me guía un amor que respeta tu libertad. Lo anterior no significa que de vez en cuando no me colme el egoísmo que me hace requerir de ti todo...todo...que reclama tu tiempo, tu espacio, tu cuerpo, tu atención, etc...es como un ataque leve que me da y que se termina tan rápido como ha llegado, porque entonces se impone el sentimiento de que el amor no es egoísta, sino todo lo contrario.”


Miro con ternura una lágrima que va rodando lentamente por su mejilla, una lágrima sincera, que ella talvez hubiera querido evitar, pero que ha dejado que sea. Me acerco despacio para estrecharla en un abrazo, en el que se funde todo lo que somos y lo que sentimos.